martes, 10 de abril de 2018

Volar en pedazos 1,7 trillones de deuda y volver al patrón oro

La guerra comercial entre Estados Unidos y China parece seguir un juego de tira y afloja.

No obstante, creo que sería interesante para el lector considerar dos posibles escenarios distintos que estarían detrás de las presiones que Trump trata de establecer contra China.

Estrategia de palo y zanahoria con China:

Lo más simple y probable es que Trump, un experto negociador e intimidador de la vieja escuela, sencillamente pretenda llevar la situación hasta el extremo para, después, lograr encontrar un equilibrio en los intereses entre ambas naciones, lo cual posiblemente sería una victoria que solamente una actitud agresiva e impulsiva como la suya podría haber logrado.

Prueba de este punto sería considerar el hecho de que Estados Unidos es el principal comprador de exportaciones chinas y, por lo tanto, su mejor y principal cliente. Recíprocamente, para China estados Unidos significa su tercer mayor comprador de productos, por detrás de Corea del Sur y Japón, por lo tanto creo que Trump, sencillamente, juega su mejor carta, la del mejor cliente pidiendo el libro de reclamaciones para conseguir algún tipo de descuento en la factura.

Implosionar la deuda pública en manos chinas:

El segundo escenario que quiero plantear es algo mucho más retorcido. Para empezar, uno de los chinos ha dicho que no van a ceder ante la intimidación. El diario chino Global Times decía que iban a hacer sentir dolor a la economía estadounidense, visitaban un experto en asuntos de globalización de China que hablaba de todas las medidas que China podría tomar para perjudicar a los intereses de EE.UU.

Entre los puntos a destacar estaba la creciente demanda interna de China sobre productos de compañías norteamericanas dentro del país, la imposición de peores condiciones fiscales a nivel de impuestos a empresas estadounidenses en China, la reducción de la compra de crudo EE.UU, ya que China se ha convertido en el mayor importador de crudo estadounidense en 2017, superando a Canadá, pero sobre todo el elemento más temido de todas, la liquidación de la deuda pública norteamericana poseída por China y estimada en nada menos que 1,7 trillones de dólares.

Esta cifra de deuda en manos de China significaría aproximadamente un peso de en torno al 40% de los balances de la Reserva Federal. Atacar a la deuda norteamericana significaría un apocalipsis global en términos financieros, ya que la prima de riesgo de la mayor economía del mundo pasaría a estar fuera de control, contagiando absolutamente al resto de los mercados de deuda globales de los distintos países y provocando un colapso del sistema bancario mundial.

Detonación controlada:

Me he encontrado a través de algunos blogs estadounidenses con opiniones de algunos analistas más radicales, que sugerían que quizás ese sea el plan que realmente está persiguiendo a Donald Trump, una implosión de la deuda norteamericana.

En esa misma línea nos encontramos que el congresista Alexander Moneey ha presentado un proyecto de ley pidiendo la vuelta al patrón oro para garantizar la estabilidad del dólar como el poder adquisitivo de la clase media norteamericana. Al mismo tiempo, Ron Paul ha vuelto a hacer referencias a la necesidad de hacer una auditoría pública la Reserva Federal. Todo esto está relacionado con Donald Trump, aunque usted no lo crea, porque en realidad durante su campaña en 2016 Donald Trump ya hizo referencias a través de Twitter a la necesidad de una auditoría a la Reserva Federal y buena parte su propio partido republicano ha apoyado esta idea en más de una ocasión.

Veremos que nos depara el futuro en los mercados.

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