Por
Ramiro Castiñeira (*) Director de Econométrica
Al igual que para el resto del mundo, el Fondo Monetario Internacional
(FMI) quiere un tipo de cambio libre en Argentina, un valor de mercado
que sea reflejo de la productividad de la economía local y no de su
pretensión de querer vivir de los demás.
El organismo multilateral de crédito pretende que el país tienda a un equilibrio en las cuentas externas. Un
dólar atrasado como el de hace sólo semanas atrás, reflejaba más que
nada la pretensión del país de vivir de los créditos externos, mientras
discutía como hacer un ajuste.
El gradualismo de pizarrón
pretendía tomar deuda por u$s 30.000 millones por año (es decir, u$s 120
mil millones en 4 años de presidencia). Para tomar dimensión, en 2001
Argentina declaró el default dejando impago casi u$s 80.000 millones.
La
actual crisis cambiaria puso en evidencia que Argentina tiene menos
crédito externo del que el gradualismo pretendía, y por ello la
necesidad de pedir el rescate del FMI, en calidad de prestamista de
última instancia.
En este marco, la disparada del dólar este
jueves (hasta casi los $ 28,50 en bancos y agencias de la city porteña)
es parte del acuerdo con el FMI, no es casualidad. El precio del tipo
de cambio será libre en el nuevo programa económico acordado con el
organismo. No se podrá mal gastar dólares ante corridas, ni financiar un
déficit externo insostenible. Por eso, este salto no debe
sorprendernos, es razonable no sólo en el marco de este acuerdo sino por
la falta de otras fuentes de crédito externo.
• Prioridad en el acuerdo: Dejar de emitir
El acuerdo ahora exige frenar la creación de dinero.
Ello implica que ya no se podrá emitir para financiar al gobierno, ni
para acumular reservas, y también exige reducir el stock de Lebac, para
dejar de emitir para el pago de sus intereses.
Vale advertir que
hoy los intereses de las Lebac son el único factor de creación de
dinero, que a tasas de interés del 40%, al anualizarlo implica emitir $
500 mil millones en intereses.
Esta creación de dinero pone un piso de crecimiento de los agregados monetarios del 20% interanual.
Para
frenar esta creación de dinero que genera el pago de intereses de las
Lebac, el FMI exige su desarme. Para ello, el Gobierno venderá parte de
los dólares en el mercado cambiario y en paralelo se podrá bajar las
tasas de interés. Quien no vea atractiva la inversión en Lebac con tasas
más bajas y por ello quiera dólares, estará el Tesoro vendiendo en el
mercado.
Bajo esta metodología se prevé reducir el stock de Lebac
en u$s 21.000 millones en el plazo de 3 años, lo que permitirá
disminuir su stock a la mitad hasta representar 5% del PBI en 2021.
En definitiva, el
FMI otorgó un importante apoyo político a punto tal que dejó que sea el
propio Gobierno quien reformule el gradualismo, pero con metas
concretas y sin espacio para voluntarismos.
El apoyo del FMI
vino justo cuando el mercado ya le daba la espalda al gobierno por un
gradualismo que no cumplía ni sus propias metas, en un contexto donde la
oposición aprovechó para hacer populismo de vieja escuela, arriados por
la misma cepa que nos trajo a esta crisis.
(*) Director de Econométrica
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