TOKIO (Reuters) - El regulador financiero de Japón dijo el lunes que
indagaría a todos los mercados de criptomonedas y ordenó a la firma
Coincheck reforzar la vigilancia luego de que hackers robaran 530
millones de dólares en moneda digital desde sus plataformas, en una de
las mayores estafas cibernéticas de la historia.
El robo pone de
relieve la vulnerabilidad de las operaciones en activos que las
autoridades intentan regular y los riesgos enormes que afronta Japón
mientras intenta apuntalar su industria financiera electrónica para
estimular el crecimiento de la economía.
La Agencia de Servicios
Financieros (FSA, por sus siglas en inglés) ordenó el lunes mejorar las
operaciones de Coincheck, con sede en Tokio, que el viernes suspendió
las transacciones de todas las criptomonedas a excepción del bitcoin,
después de que piratas informáticos robaran 58.000 millones de yenes
(534 millones de dólares) de divisas NEM, una de las monedas digitales
más populares en el mercado.
Coincheck dijo el domingo que
repondría alrededor del 90 por ciento mediante fondos internos, aunque
aún tiene que determinar cómo y cuándo lo hará.
Las monedas NEM
eran almacenadas en una “billetera caliente” (hot wallet) en lugar de la
herramienta más segura denominada “billetera fría” (cold wallet), que
opera en plataformas no conectadas directamente a internet y que no
emplea sistemas de doble chequeo, como requerimientos de firmas
múltiples, de acuerdo a Coincheck.
El hackeo ha llamado la atención sobre las prácticas de Japón en la regulación de los negocios con criptomonedas.
El
año pasado, Japón fue el primer país en regular estas plataformas
cambiarias a nivel nacional, una decisión que se llevó elogios por
mejorar la innovación y proteger a los consumidores, y que marcó un
fuerte contraste con las prácticas de Corea del Sur y China.
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