El BCE, que tiene como meta una inflación de apenas por debajo del 2 por ciento, anunció el jueves que permanece en vías de poner fin a su generoso programa de compras de activos este año y de empezar a evaluar un alza de tasas de interés para fines de 2019.
El banco central se muestra confiado en que una racha de crecimiento de cinco años presionará al alza los precios, pero también le preocupa que una guerra comercial mundial perjudique la expansión.
La inflación de la zona euro se ubicaría en 1,7 por ciento este año, por encima de la proyección anterior de 1,5 por ciento, mientras que la tasa del próximo año también llegaría a 1,7 por ciento, superior al 1,6 por ciento estimado hace tres meses, de acuerdo al sondeo entre 56 analistas, un resultado importante en las deliberaciones de política monetaria del BCE.
Las cifras también están en línea con las proyecciones del equipo económico del BCE, que espera que la inflación se mantenga en 1,7 por ciento hasta el 2020, una tasa cercana a la meta del banco pero que el presidente de la entidad, Mario Draghi, aún considera insuficiente.
Para el 2023, un periodo visto como “largo plazo” en el sondeo, se espera que la tasa de inflación se acelere al 1,9 por ciento.
En relación al crecimiento, el sondeo apuntó a cierta desaceleración en el corto plazo respecto a la proyección de hace tres meses, aunque las expectativas de largo plazo permanecen sin cambios.
Para este año, las proyecciones de crecimiento se redujeron a 2,2 por ciento desde 2,4 por ciento, mientras que para el 2019 disminuyeron a 1,9 por ciento desde el 2 por ciento anterior. En el largo plazo, la zona euro se expandiría a un ritmo de 1,6 por ciento.
Reporte de Balazs Koranyi. Editado en español por Marion Giraldo
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