Según estimaciones privadas a fin de año la deuda bruta total estará en el
orden de los u$s320.000 millones (equivale a poco más del 90% del PBI). Pero la
deuda neta o más bien la relevante, es decir, excluyendo la deuda intrasector
público y la que está en poder del BCRA (que son otro problema y no entran en
ninguna renegociación) apenas superaría los u$s210.000 millones (60% del PBI).
Esta está en manos de los inversores privados y los organismos financieros
internacionales públicos y privados. Y es la que entrará en la renegociación.
Así se va armando el rompecabezas de la futura renegociación
y por ende la estrategia oficial. Porque, para empezar nadie le sorprenderá que
las Letras en pesos se vuelvan a “reperfilar”, o sea, a reprogramar sus
vencimientos. Pero otra historia son los Títulos bajo ley argentina, que a su
vez están nominados en pesos y en dólares, y otra es la de los Títulos bajo ley
extranjera. Sobre
esta última es clave no incumplir y ya veremos porqué. Por lo pronto vale
señalar que es la que entra a negociarse con los acreedores, sobre los cuales
debe conseguirse la “mayoría”, un 66% del total. En cuanto a la primera, las
dudas se centran en si todo conduce a una propuesta unilateral hasta si
sobrevuela el fantasma de la pesificación.
En resumen, tenemos por un lado a la deuda bajo ley
argentina nominada tanto en pesos como en dólares con grandes chances de que
sea “reperfilada” y se cancele en cuentagotas. Y por otro lado, la deuda bajo
ley extranjera en mano se bonistas y la que está en cabeza de organismos
internacionales y Club de París. Con respecto a esta todo indica que resulta
imperioso que se afronten los vencimientos por venir con reservas, para así
evitar el default, mientras se renegocia con los acreedores. Aquí entra a
terciar el stock de reservas que herede Alberto Fernández
más lo que pueda comprar en el mercado en los próximos meses (cabe recordar que
con cepo se reduce la fuga y el superávit comercial debería ser adquirido por
el BCRA engrosando reservas y quedará por ver si esterilizan o no y cuánto).
Al observar el ajustado calendario de vencimientos del
primer semestre del 2020 está claro que las reservas del BCRA no sufrirían
tanto por el pago de los bonos bajo ley Nueva York: este mes son menos de
u$s600 millones pero en enero vencen poco más de u$s800 millones y recién en
marzo hay vencimientos por casi u$s220 millones. En abril vuelven fuerte con
más de u$s500 millones, luego mayo da un respiro para volver en junio con casi
u$s530 millones. El segundo semestre también viene cargado con un monto
similar.Otro tanto también ocurre con los organismos financieros
internacionales donde se destaca el pago al Club de París (ver aparte) más los
vencimientos con el FMI y
otros. Todos estos vencimientos son los que deberían respetarse para mantenerse
sin un status de default formal mientras dure la negociación. Ya que de lo
contrario detonan las cláusulas especiales y sobreviene el peligro de la vuelta
de los “buitres”. En el primer semestre son aproximadamente u$s6.300 millones y
menos de u$s3.000 millones.
El resto de los compromisos, es decir, toda la deuda bajo
ley argentina es candidata seguramente a un reperfilamiento general. Esto
incluye tanto a los bonos en pesos como a las Lecap en pesos y a los bonos en
dólares y Letes en dólares. Los vencimientos en pesos arrancan con fuerza desde
febrero con más de $160.000 millones hasta junio. En total más de $700.000 millones.
El segundo semestre viene menos cargado. Mientras que los vencimientos en
dólares, sobre todo en Letes, empiezan fuerte en febrero con más de u$s1.000
millones (el doble que en enero) y no paran hasta mayo donde se suma otro
importante vencimiento por más de u$s2.000 millones.
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