La decisión de Axel Kicillof de postergar el pago de u$s250 millones de capital del bono provincial que vence el 26 de enero encendió la alertas en el mercado financiero.
Ahora el ministro de Economía de la Provincia, Pablo López, está en tratativas para convencer a los acreedores de que acepten esperar hasta mayo para cobrar.
Según trascendió, las charlas se están llevando "de buena forma" y el equipo económico de Kicillof se muestra optimista con llegar al número mágico. ¿Qué es eso? Que el 75% de los bonistas acepte el diferimiento de pago que propuso el gobernador.
"Estamos trabajando para que así sea y esperamos que entiendan que es para el beneficio de todos", dicen, escuetos, fuentes cercanas.
Parte del relativo optimismo que tienen los bonaerenses tiene que ver con quienes son los inversores. Cuentan que la gran mayoría de inversores en el título Buenos Aires 2021 (BP21), emitido en dólares con ley extranjera, son fondos y bancos internacionales.
Al ser grandes jugadores, son más permeables a aceptar la espera que le plantea Kicillof. "Hay un entendimiento de que esto (por el pedido de cobrar más adelante) es un tema puntual sobre este vencimiento y no necesariamente lo que terminará siendo una renegociación de la deuda provincial", señalan.
En el entorno del gobernador explican que, a pesar de lo que se había rumoreado en estos días, la coordinación de estrategias con el ministro Martín Guzmán existe y seguirá hasta que se oficialice la propuesta nacional por la deuda.
Desmienten ciertos roces entre la provincia y el Ejecutivo. "Axel estuvo con Alberto el fin de semana en Chapadmalal. Ya sabían lo que íbamos a hacer y la coordinación siempre existió", argumentan.
Más allá de la apuesta a llegar al tan mentado 75%, todavía en la Provincia no dicen qué pasará si finalmente no se logra ese nivel de adhesión.
Sucede que el 22 de enero se debería conocer si se alcanza ese umbral que permitiría esquivar el default. De no lograrse, la pregunta es qué hará Kicillof.
Puede, por un lado, extender ese plazo unos días más para ver si suma voluntades. Todo tiene que estar resuelto antes del 26 de este mes, fecha en la cual vencen los famosos u$s250 millones.
En caso de que la Provincia no efectúe el pago en tiempo y forma, tendrá otros diez días para regularizar su situación hasta que técnicamente el bono caiga en incumplimiento.
"Claramente estamos trabajando para que ese escenario no se produzca. Nosotros no buscamos un default", se escucha en el kicillofismo.
En el mercado todavía hay incógnitas con el desenlace. Miguel Kiguel, director de Econviews, cree que es probable que la provincia esquive caer el default.
"Hay buenas chances, está en el interés de los bonistas que esto suceda. Además porque complicaría hacia adelante todo el resto de la reestructuración", sostiene.
Kiguel afirma que la provincia ofreció seguir pagando los intereses y si no aceptaran el diferimiento "no sé si cobrarían al menos los intereses". "La provincia está actúa de buena fe", agregó.
Un informe de Delphos Investment dice que en el caso de la Provincia se observó una "clara predisposición para mostrar un tono amigable dentro de esta dura coyuntura".
Pero admiten que se generó desconcierto entre los inversores internacionales, los cuales se sorprendieron destacando la improvisación de los funcionarios provinciales.
"Hoy son más las preguntas que las respuestas. ¿Terminará pagando para evitar problemas mayores? ¿Buscará reperfilar a la uruguaya de manera rápida?
El tiempo corre, y la gran diferencia con la Nación es que a esta no le vence capital, mientras que a la Provincia los plazos lo apremian ya que tiene vencimientos de capital que obligan a una rápida solución. "Otro interrogante es el potencial contagio a la estrategia de rolleo de la deuda en pesos", se pregunta Delphos.
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