martes, 17 de noviembre de 2015

Los mercados prevén un alza de tasas moderada y gradual desde diciembre

Los mercados de bonos no contradicen a la Reserva Federal, pero tampoco están entrando en pánico frente a la perspectiva de un alza de las tasas de interés.
Las apuestas en los mercados de futuros a un aumento de los intereses en Estados Unidos han alcanzado su nivel más alto de los últimos seis meses, lo que refleja las expectativas de que la Fed elevará las tasas de corto plazo el próximo mes, por primera vez desde 2006. El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años también ha subido y el viernes llegó a 2,280%, su mayor nivel desde julio. El lunes cayó a 2,268%.
Pocos analistas y operadores, sin embargo, prevén un incremento sostenido de las tasas. Muchos inversionistas dicen que el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años oscilará probablemente entre 2,25% y 2,5% durante el resto del año, en un entorno caracterizado por un crecimiento económico desigual, inflación débil y una fuerte demanda de deuda de alta calidad.
“Es muy difícil que los rendimientos del Tesoro de largo plazo suban mucho en este entorno”, dice John Bellows, gestor de portafolio de Western Asset Management Co., que al final de septiembre administraba cerca de US$446.100 millones. “La normalización de las tasas del Tesoro de largo plazo podría demorar un buen tiempo”.
De todos modos, abundan las señales de que los inversionistas se preparan para un incremento de las tasas.
Los futuros de fondos federales asignan una probabilidad de 70% a un alza de tasas en diciembre, según datos de CME Group.
Inversionistas como gestores de fondos y fondos de cobertura han acumulado US$16.400 millones en posiciones netas al descubierto sobre los bonos del Tesoro a 10 años para la semana que cerró el 3 de noviembre, el mayor nivel desde mayo, según Cheng Chen, estratega de tasas de interés de TD Securities. Una posición al descubierto es una apuesta a una caída de los precios de los bonos y un alza de sus rendimientos, que se mueven en dirección opuesta.
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Los fondos estadounidenses de renta fija y fondos que cotizan en bolsa dedicados a invertir en bonos del gobierno de EE.UU. registraron salidas netas de fondos del orden de los US$2.126 millones en la semana que terminó el 11 de noviembre, según la firma de datos Lipper. Es el mayor retiro semanal de fondos desde mayo y la quinta semana consecutiva en la que las redenciones superan los ingresos de fondos, una señal de que los gestores de fondos están vendiendo bonos ante la expectativa de un descenso de los precios.
Al mismo tiempo, una demanda robusta limitará un alza de las tasas. Las ventas de bonos del Tesoro estadounidense a 10 y 30 años captaron la semana pasada una fuerte demanda tanto nacional como internacional. Las ofertas indirectas, un indicador de la demanda externa, llegó a 60,5% para la subasta a 10 años, la cuarta mayor de la historia para emisiones del mismo plazo.
Las ventas de tenencias por parte de los bancos centrales de otros países impidieron que los rendimientos de los bonos cayeran en forma importante en agosto y septiembre cuando los precios de las acciones y las materias primas se derrumbaron en todo el mundo.
Los inversionistas privados extranjeros han estado llenando el vacío: han comprado US$208.500 millones netos de bonos del Tesoro de diferentes plazos en los 12 meses hasta agosto, según Deutsche Bank. Tales compras reflejan en parte la oleada de ventas de acciones en agosto, que llevó a muchos inversionistas a optar por los bonos soberanos.
Torsten Slok, economista jefe internacional de Deutsche Bank Securities, indica que la naturaleza de las carteras de bonos del Tesoro estadounidense de los bancos centrales de otros países ayudó a mitigar el impacto de sus ventas. Los bancos centrales foráneos tenían 56,9% de sus inversiones en deuda del Tesoro estadounidense en bonos con vencimientos de entre uno y cinco años. La deuda del Tesoro que vence en una década o más representaba sólo 3,8% del total, lo que amortiguó el impacto de las ventas en las tasas de largo plazo, dice Slok.
Muchos inversionistas señalan que una inflación baja ante la caída en los precios de las materias primas y el fortalecimiento del dólar justifican un alza paulatina de las tasas, lo que minimiza el impacto sobre los mercados.
“Ahora que la Fed ha indicado que iniciará una campaña muy moderada de aumentos de tasas y ante la ausencia de presiones inflacionarias, ¿por qué los rendimientos a 10 años deberían subir drásticamente?”, pregunta Tom Girard, director de Fixed Income Investors, una división de inversión de NYL Investors, que administra unos US$137.000 millones en activos.
Girard cuenta que había comprado bonos del Tesoro estadounidense cuando subieron los rendimientos. El estratega estima que el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años podría caer a 2% o menos a fines de año en caso de que mercados más riesgosos como el de renta variable sufran un gran repliegue.
No todos, sin embargo, están convencidos de que las alzas de tasas de la Fed serán todo lo mesuradas que anticipa el mercado.
“Las alzas paulatinas y moderadas de la Fed han estado en el radar de todos durante un tiempo, de modo que el riesgo para el mercado de bonos es que la Fed tenga que subir las tasas en forma más enérgica de lo previsto”, asevera David Donabedian, director de inversión de Atlantic Trust Private Wealth Management, que administra unos US$26.100 millones en activos.
En parte, las previsiones de un alza limitada de las tasas reflejan los avances del dólar contra otras monedas, lo que ha impulsado los retornos de los activos estadounidenses para los inversionistas de otros países.
La deuda del gobierno estadounidense ha registrado un retorno total, incluyendo los aumentos en los precios y pagos de interés, de 0,5% este año hasta el jueves pasado, según datos de Barclays PLC. El retorno en euros es de 13%, en libras esterlinas de 3,1% y en yenes de 3%.
Andrew Milligan, director de estrategia global de Standard Life Investments, que gestiona activos del orden de los US$393.100 millones, dice que el fortalecimiento del dólar “está haciendo parte del trabajo de la Fed” al ajustar las condiciones financieras en EE.UU.

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