La economía japonesa está haciendo algo que no ha hecho en mucho tiempo: crecer de forma sostenida.
La economía nipona está disfrutando de su racha expansiva más larga desde los años 90 –siete trimestres y contando--, en parte gracias al primer ministro, Shinzo Abe, y al gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda.
La recuperación cierra dos décadas de entradas y salidas de la recesión y de persistente amenaza de deflación.
El crecimiento ha sido impulsado por las fuertes exportaciones apoyadas en un yen más débil y por el ampliamente esperado, aunque modesto, renacimiento del gasto interno.
Con el desempleo en mínimos de 25 años, Abe está presionando a las empresas para que implementen generosas subidas salariales, lo que con suerte repercutirá en el gasto de los consumidores.
Eso y la construcción de los Juegos Olímpicos de Verano de 2020 en Tokio podría proporcionar otra pata para apoyar la aceleración del crecimiento.
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