(ÁMBITO.COM/Carlos Burgueño).
En el Gobierno hay inquietud con el sistema financiero. Y
podría derivar en malhumor y algunos llamados a las asociaciones de bancos, y
eventualmente encuentros puntuales, para que expliquen una situación que
preocupa a varios funcionarios: por qué los intereses que se le cobran al
público no acompañan la baja sustancial de las tasas que el Banco Central
viene convalidando durante todo 2019. Concretamente, el oficialismo quiere
saber por qué habiéndose consolidado las tasas de las Leliq por debajo del 50%,
los préstamos a los privados continúan inalterables en niveles similares a los
de los peores momentos de fines de 2018. En algunos despachos de la Casa
Rosada, hay cuadros que muestran la velocidad con la que las entidades
financieras incrementaron los intereses al público (en todas sus variantes), y
con una velocidad y porcentaje aún mayor que el ritmo que les imprimía en
octubre a los intereses de las Leliq la entidad que maneja Guido Sandleris. Según
estos cuadros, la llegada a un máximo de casi 74% a mediados de octubre de las
tasas de estos bonos (colocados exclusivamente a bancos con el objetivo de
desmantelar la bomba de las Lebac), provocó que automáticamente los créditos a
todos los sectores demandantes treparan a niveles récord y similares a los de
2002. Especialmente llamativas, por lo exuberantes, eran las tasas que se
impusieron para las personas físicas para los descubiertos en cuentas
corrientes, pagos mínimos de tarjetas de crédito y préstamos personales y
prendarios. En algunos casos, incluso en bancos de primera línea (también en
públicos), estos intereses alcanzaron el imposible porcentaje de hasta 170%,
convirtiéndose en impagables. La situación se trasladó también a las líneas
para empresas, especialmente pequeñas y medianas, que tuvieron que navegar el
último tramo de 2018 con un nivel de intereses superior al 90%, con
descubiertos de hasta 120%. Esto luego derivó en que el cambio de cheques en el
mercado secundario superara el 75%. También sufrieron las líneas de crédito
indexadas con el mecanismo UVA, que llegaron a cotizar a una tasa de hasta 15%
(más el índice de inflación).
Los cuadros que analizan los funcionarios (actualizados
hasta el miércoles, día de la perforación de la barrera psicológica de las
Leliq del 50%) indican que esta reducción de más de 16 puntos porcentuales
desde el techo de octubre y 10 en lo que va de 2019 no se trasladó a las
ofertas de créditos al público. Y que los intereses continúan espantando a los
demandantes de préstamos en todas sus líneas. Esto se refleja en el Informe
Monetario Mensual publicado ayer por el BCRA donde se menciona que “en
enero, los préstamos en pesos al sector privado presentaron una caída de 3,7%
en términos reales y ajustados por estacionalidad. En términos nominales, el
saldo sin estacionalidad tuvo una variación de -1,4% en enero. Así, el
crecimiento nominal interanual continuó desacelerándose y se ubicó en 14%”.
Caída
Los primeros datos de febrero acompañan esta tendencia,
mostrando un nivel de caída similar al del primer mes de 2019. Según el informe
oficial, la mayor caída de los créditos se dio en las líneas destinadas a
financiar a las empresas privadas, que mostraron caídas mensuales nominales
desestacionalizadas cercanas al 5% tanto para adelantos como para documentos.
Si bien en este capítulo la reducción contra el tope de octubre pasado alcanza
un 10%, el alza en su momento superó largamente ese porcentaje y trepó de un
promedio de 60% a casi 90% anual. Actualmente, el sistema financiero muestra un
promedio cercano a 60%. Este capítulo es el que más preocupa al Gobierno, ya
que la casi total ausencia del concepto de crédito productivo -situación que ya
se prolonga por cuatro meses completos- no permite vislumbrar mejoras en la muy
mala situación de la economía real. Según la interpretación oficial, las tasas
de interés para los préstamos a las empresas privadas con buenos pergaminos
financieros en los bancos ya deberían estar cerca de los niveles de septiembre,
y comenzar a recuperarse. Este es precisamente el capítulo que desde el
oficialismo quieren conversar con las entidades financieras, probablemente a
fines de la próxima semana si no comienza a haber novedades en las reducciones
de las tasas al público.
Donde no hay sorpresas es en la caída casi abrupta en los
intereses de los plazos fijos a los clientes bancarios. Los porcentajes de ayer
llegaban ya al 40%, luego de haber tocado récords cercanos al 56% en los días
en que las entidades financieras necesitaban pesos para colocar ese dinero en
las extravagantes tasas de las Leliq. Para el Gobierno, este último dato es uno
de los más positivos de las últimas jornadas financieras. Se lo interpreta como
una señal de comienzo de desmantelamiento de la espiral de crecimiento en el
volumen de las Letras de Liquidez del Banco Central.
El hecho que las entidades financieras comiencen a desinflar
el mecanismo de ingreso de dinero vía plazos fijos a plazos no mayores de 30
días a tasas de interés superiores en más de 10 puntos porcentuales a la
inflación -dinero que luego se redirigía hacia las compras de Leliq- sería una
muestra de que lentamente comienzan a percibir cierto nivel de estabilidad. Y
que a futuro el negocio de volcarse a las Leliq casi como única actividad de
destino de los activos financieros de los bancos tendría que comenzar a
disminuir. La gran esperanza en la Casa Rosada es que a mediano plazo las tasas
de estos instrumentos operen por debajo del 40%, se ubiquen cerca de un empate
técnico con la inflación proyectada para todo 2019 (hoy cerca de 30% para los
privados), y que para las elecciones no sea tema de debate. Será difícil.
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