El tiempo ha pasado pero sus efectos todavía se dejan
sentir.
Hace una década empezó la gran recesión económica que partió
con las hipotecas basura en Estados Unidos y terminó con un contagio masivo al
resto del mundo, provocando estrepitosas caídas en las bolsas, cierre de
empresas, desahucios, desempleo y una ola de rescates bancarios.
El trago fue amargo y la recuperación lenta.
Pero en la actualidad Wall Street está marcando máximos
históricos. El índice bursátil Dow Jones subió 25,2% el año pasado y el Nasdaq
acumuló un alza de 28,3%.
En ese contexto, el término "sincronía", entendido como la interconexión entre las
economías del planeta, se oye cada vez más.
"Cada vez que se ha producido una crisis, hemos visto períodos de
sincronía de los ciclos económicos", le explica a BBC Mundo el economista
Lorenzo Ductor, investigador de la Universidad Middlesex de Londres, en Reino
Unido.
Utilizando un sofisticado sistema de mediciones, Ductor y Danilo
Leiva-León (investigador del Banco Central Español), detectaron que existe un
aumento significativo y gradual en la sincronización de los ciclos económicos.
"Ya hemos experimentado el principal riesgo de una
estructura financiera unificada con la crisis de 2008. Hoy las grandes
empresas, los bancos y las instituciones financieras están altamente
interconectados y los shocksque afectan a una empresa o a un banco pueden
detonar una severa inestabilidad y hasta
el colapso de toda una economía", dice Ductor.
"Este fenómeno se conoce como riesgo
sistémico y es una gran amenaza a la estabilidad de la
economía mundial", agrega.
"Sincronización
extrema"
Es justamente la sincronía de los ciclos económicos la onda expansiva que
aumenta el riesgo de contagio de la recesión de un país a los demás.
"La economía se ha vuelto más global en la propagación
macroeconómica de la volatilidad, Por lo tanto, la próxima recesión global
podría afectar a una mayor cantidad de
países", comenta Ductor.
"Yo creo que podría
ser peor que la crisis de 2008 en el corto plazo, porque habría
más factores para propagar la recesión de un país a otro. Pero también tengo la
impresión que gracias a ciertas medidas que se tomaron en 2014, como la
capitalización de los bancos, tardaríamos menos años en recuperarnos".
"Pienso que la recuperación de una recesión global será más rápida y,
por lo tanto, menos severa", señala el experto.
En la medida en que las economías están más interconectadas por la
integración financiera, la mayor apertura comercial y las políticas fiscales
(como la deuda de los países), el riesgo de contagio de una recesión aumenta.
"Observamos diariamente que hay una sincronización extrema;
lo que ocurre un día en EE.UU. se propaga inmediatamente al resto de los
mercados", dice Ductor.
"Lo difícil es diseñar políticas óptimas que amplifiquen los efectos positivos de la
apertura comercial y, al mismo tiempo, prevengan los
efectos negativos de mercados altamente interrelacionados", concluye.
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