Los
tiempos se van acortando y la expectativa de los inversores es que finalmente
hoy el ministro de Economía, Martín Guzmán, presente la nueva oferta a los
acreedores. Aunque
todavía hay algunas dudas sobre su contenido, lo que sí está claro es que sería
la definitiva y a partir de ahí se abrirá el período para aceptarla o
rechazarla. Según los plazos divulgados por el propio Gobierno, habrá una
semana para definir qué hacer, hasta el 12 de junio, y el 15 se divulgarán los
resultados finales.
De
acuerdo a las negociaciones secretas que mantuvieron los distintos fondos de
inversión con Guzmán, todo indica que la oferta tendrá un valor presente de
USD 50 y se agregaría un cupón PBI, que ayudaría a mejorar esa valuación en
alrededor de 1,5 ó 2 dólares. Se calcula una tasa de salida para la nueva
deuda argentina (o “exit yield”) en torno al 10% anual en dólares.
El
ministro de Economía ya había informado que había un “escaso margen” para
seguir mejorando la oferta. Se refería a la presentada de manera informal, que mejoró
la propuesta original desde USD 40 a USD 47 a partir de un acortamiento de
plazos, reducción del período de gracia, menos quita de capital y
reconocimiento de intereses corridos. Esa combinación de alternativas se
mantendría para mejorar algo más pero ya no habría margen para un ajuste
sustancial.
Martín Guzmán presentaría hoy su
oferta final para renegociar la deuda. Luego se abre un período para que los
acreedores decidan si aceptan o rechazan, pero es probable que el plazo se
extienda un poco más allá del 12 de junio establecido originalmente
Si la
oferta se ubica en USD 50, que luce como lo más probable, significa una mejora
importante en relación a los precios de la mayoría de los bonos, que se ubican
entre USD 37 y 40, luego del rally de las últimas dos semanas. Pero el
número está lejos de las ofertas presentadas por los tres grupos de bonistas,
que van de USD 58 a U$S 61.
El
escenario más probable, si finalmente la oferta de Guzmán queda en esos valores
es que una porción de acreedores defina no entrar al canje, por lo que
podrían optar por vender sus títulos a terceros o directamente litigar. La
futura presencia de “holdouts” podría dar lugar a que aparezcan "fondos
buitre” que busquen litigar contra la Argentina.
No está
claro aún si el Gobierno podría conseguir los dos tercios de aceptación que
precisa para meter a todos los tenedores de “bonos Macri", es decir
emitidos a partir de 2016, en el canje. En el caso de los títulos
corresopndientes al canje 2005 (Pares y Discount) se precisa un porcentaje todavía
mayor para que ingrese el resto: 85%.
La
aparición del staff del FMI advirtiendo que la Argentina cuenta con un escaso
margen para mejorar la oferta le puso más pimienta a la negociación esta semana
y hubo respuestas tanto del Gobierno como de los acreedores. Pero en general se lo vio como
la respuesta a un pedido de Guzmán para que quedara claro que no había espacio
para ninguna mejora sustancial a los bonistas. También estaría detrás de esta
postura y el mensaje del FMI el economista Joseph Stiglitz, con quien
trabajaba el ministro de Economía en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
El cupón
PBI, que terminó muy desacreditado por la manipulación del INDEC, sería
reflotado como una suerte de “zanahoria” para los bonistas, ante la diferencia que existe entre
la postura oficial y la de los acreedores. Pero la mala experiencia pasada y
las dificultades del Gobierno para explicar cuál es el plan de crecimiento
post-pandemia lo vuelven poco atractivo al menos en un primer vistazo.
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