PEKÍN, 8 jul (Reuters) - Los pedidos de materiales para
infraestructuras y de equipo han contribuido a que la producción
industrial se recupere más rápidamente en China que en la mayoría de los
países tras el confinamiento impuesto por la pandemia de COVID-19, pero
será difícil lograr una mayor expansión sin una mayor consolidación de
la demanda y las exportaciones.
Los
precios del cobre y del acero han subido y los principales valores
bursátiles de China han alcanzado sus niveles más altos de los últimos
cinco años, ya que los proyectos de infraestructura financiados por el
Estado han aumentado la producción de cemento, acero y metales no
ferrosos.
La inversión en ferrocarriles, por ejemplo, se disparó
en un 11,4% en el periodo abril-junio con respecto al año anterior,
frente a una caída del 21% en el primer trimestre.
Las fábricas
también se beneficiaron de la demanda acumulada de automóviles y
productos electrónicos. El sector inmobiliario, pilar del crecimiento,
también mostró síntomas de recuperación, con la expansión de la
inversión inmobiliaria y la aceleración de las ventas.
Los
precios de fábrica de China, todavía en territorio deflacionario este
año, podrían haber vuelto a territorio positivos en junio en términos
intermensuales, dijo Yating Xu, economista de IHS Markit, lo cual
supondría un signo de recuperación de la demanda de bienes
manufacturados.
El optimismo también llevó al banco de inversión
ING a prever que no habrá más recortes en los tipos de interés del banco
central chino durante el resto del año.
“Empezamos a recuperar
unos débiles beneficios en mayo que han mejorado un poco en junio”, dijo
un representante de una fábrica de acero de propiedad estatal en el
centro de China, rechazando ser identificado debido a la política de la
empresa.
“Nuestra demanda en lo que va de año proviene
principalmente del sector de las infraestructuras, especialmente de
varillas corrugadas y planchas de acero medianas”, dijo. Las varillas
corrugadas se utilizan principalmente en la construcción y las planchas
de acero medianas en barcos y excavadoras.
Apoyado por la fuerte
demanda de infraestructuras de China, el índice Baltic Dry, que
monitoriza las tasas de los buques que transportan carga a granel seca y
refleja las tarifas de los mayores buques de carga, subió alrededor del
257% en junio desde un mínimo alcanzado en mayo debido a la
interrupción del comercio mundial como resultado de los confinamientos.
El
panorama optimista contrasta con las sombrías perspectivas industriales
de otras economías que aún luchan contra la epidemia. La producción de
las fábricas se redujo aún más en mayo en comparación con el año
anterior en Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. La producción
manufacturera de la zona euro cayó en un récord del 28% en abril.
MINI-BOOM
Se
espera que la recuperación industrial ayude a la economía de China a
registrar una tasa de crecimiento positiva en el segundo trimestre,
después de contraerse por primera vez en décadas debido a la COVID-19.
Pero
diversos analistas advierten que las fábricas podrían tener
dificultades para mantener el impulso incluso en este trimestre, ya que
el efecto de empuje de la demanda reprimida durante el confinamiento
comienza a ceder, las exportaciones se resienten y las fuertes
inundaciones pasan factura a las fábricas y empresas del delta del
Yangtsé.
La demanda acumulada de automóviles ya ha sido liberada
y el mercado del motor entró en la acostumbrada calma chicha de junio,
dijo la China Passenger Car Association (CPCA) la semana pasada. Las
ventas al por menor de coches de pasajeros en China cayeron un 8% en
junio con respecto al año anterior.
En mayo las ventas de
automóviles aumentaron por primera vez tras una caída de dos años,
avivando las expectativas de una fuerte recuperación en forma de V en un
sector capital, apoyando a la economía en general. Las entregas de
coches a los concesionarios también aumentaron por segundo mes
consecutivo en mayo.
Se prevé que las exportaciones, un sector
que proporciona unos 200 millones de empleos en las ciudades, se vean
sometidas a presión en el tercer trimestre, según los analistas, ya que
las ventas de suministros médicos relacionados con la COVID-19 se
empiezan a ralentizar y la demanda mundial se mantiene débil.
Xia Xiaokang, que dirige una fábrica de grifos en la ciudad oriental de Wenzhou, comparte las mismas preocupaciones.
Tras
un paréntesis de producción de 10 días en mayo, su fábrica reabrió
después de recibir el visto bueno de los clientes europeos para proceder
con envíos suspendidos y cumplir con los retrasos.
“Junio
fue mejor que mayo, pero me preocupan los meses de julio, agosto y
septiembre, cuando los países vuelvan a abrir pero los pedidos son tan
escasos”, dijo Xia, añadiendo que su empresa no consiguió ningún cliente
nuevo en la Feria de Cantón, la más grande de China, celebrada de forma
telemática.
Yating Xu, el economista de IHS Markit, dijo que es
posible que la demanda mundial no vuelva a niveles anteriores a la
pandemia en los próximos tres años.
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