La Reserva Federal no anunció ningún gran cambio en su política, pero, como se esperaba, sí expuso sus nuevas previsiones sobre la evolución de los tipos al término de la reunión de septiembre del Open Market Committee. Las proyecciones y el tono de la declaración mandaron un mensaje en clave expansiva que apuntó a que los tipos se mantendrán cerca del cero hasta 2023 ante las expectativas de que la inflación se siga moviendo por debajo del objetivo hasta entonces, mientras la economía se toma su tiempo para recuperar su fortaleza anterior. Aunque la Fed reconoció que las perspectivas para la economía habían mejorado con respecto al pasado mes de junio, el lenguaje utilizado siguió haciendo hincapié en la incertidumbre relativa a la evolución del virus y los consiguientes riesgos para las perspectivas.
La declaración se retocó para
incorporar el cambio a un marco de objetivos de inflación media que se
produjo el mes pasado, aunque no se ofrecieron orientaciones sobre qué
significa superar moderadamente el objetivo de inflación del 2% y qué
duración tendría ese “durante algún tiempo” en el que la Fed permitirá
que las subidas de los precios se mantengan por encima del objetivo.
Para
reforzar el mensaje en relación con el nuevo marco, durante la rueda de
prensa el presidente de la Fed Jerome Powell hizo hincapié en el firme
compromiso de la Fed de permitir que se supere el objetivo de inflación.
También dejó claro que a la hora de evaluar las condiciones del mercado
laboral y la dinámica de la inflación, la Fed recurrirá a juicios
amplios, no a una regla, analizando diversos indicadores para dar
cumplimiento a su meta de máximo empleo.
Desde la
última reunión, la economía ha emitido claros síntomas de rebote,
sustanciados en las constantes sorpresas al alza en el mercado laboral y
la tendencia a la baja de los contagios. Las condiciones financieras se
han relajado más y ahora están en niveles aún más expansivos que antes
de la COVID. Esta coyuntura suscitó cierta urgencia para actuar
decisivamente en la reunión de este mes a la vista del reciente cambio
de marco.
Sin embargo, del mensaje del miércoles se
desprende que el FOMC sigue estando preocupado por las perspectivas a la
vista de la incertidumbre en torno a la evolución del virus. Además,
durante la rueda de prensa Powell indicó que las previsiones de la Fed
presuponen estímulos fiscales adicionales por parte del Congreso. Sin
embargo, la probabilidad de que se aprueben los estímulos antes de las
elecciones está descendiendo, por lo que la Fed tiene otro importante
motivo de preocupación para los próximos meses. Otros factores, como las
propias elecciones, la debilidad de la recuperación mundial y las
tensiones comerciales, podrían complicar el restablecimiento de la
economía.
En lo sucesivo, esperamos que la Fed se
mantenga a la espera, lista para actuar en cualquier momento, en el caso
de que las perspectivas económicas o bien el funcionamiento del mercado
muestren alguna señal de deterioro. Si no surgen grandes emergencias,
probablemente la Fed comience a hacer la transición desde las políticas
para combatir la crisis hacia un programa de relajación cuantitativa más
tradicional para sostener la economía, algo a lo que parece que ya está
apuntando. Eso supondría modificar la composición de las compras para
aumentar los vencimientos en una de las próximas reuniones con el fin de
mantener las condiciones financieras en niveles extremadamente
relajados y estimular el crédito a los hogares y las empresas.
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