El
lobo del cuento siempre llega: "Los profesionales se están preparando
para una caída del mercado: inversores minoristas, no tanto. Una gran
corrección del mercado, en caso de que se materialice, alentaría una
venta más profesional que podría abrumar al inversor minorista que
compra la caída" (Mohamed El-Erian, vía #StockMarket #recession). En la
misma línea, dos fondos de crecimiento espectacular han sufrido la mayor
estampida de ventas registrada en los últimos tiempos. Los ETF que
siguen las acciones de crecimiento perdieron más de $ 2.4 mil millones
el mes pasado. Los analistas citan un creciente temor a que las
valoraciones sean demasiado altas ¿Ante una gran corrección de Wall
Street?
Me recuerda el CEO de una importante
gestora que "a muchos el título les provocará risa, a otros murmullos. A
una gran mayoría les dará igual, pero ya les dije el 22-2-2017
"Complacencia máxima en Wall Street. Aquí, acongojados. Si baja un 10%
¿qué sería de nosotros?..." Decía entonces que los mercados USA están
eufóricos, con la complacencia a tope. Se centran todavía en las
promesas fiscales de Trump y en la creencia de que la Reserva Federal
siempre estará dispuesta para salvar la situación, llegado el caso. Los
indicadores relativamente buenos de EEUU y la pérdida de calidad de los
bonos, hace que los inversores busquen riesgos.
Esa es la clave que se ha instalado en
Wall Street desde hace tiempo animada, jaleada hasta el máximo, por la
Reserva Federal de principio a fin: tan bueno es para los inversores que
bajen los tipos como que suban. El color del cristal varía a la hora de
mirar los acontecimientos, pero siempre en positivo. Los inversores
parecían haberse olvidado de los problemas geopolíticos. Lo llamativo de
lo observado en los últimos meses en los mercados USA no es sólo la
complacencia con la que los inversores han valorado estos y otros
riesgos en la actualidad. Además, está también el desprecio (o
confianza) al riesgo de contagio o contaminación.
Sí, hay un exceso de confianza. En el
pasado hemos visto en numerosas ocasiones cómo los inversores pasan de
un extremo a otro con demasiada facilidad, del exceso de confianza a la
desconfianza; del optimismo al pesimismo; de la euforia al pánico. Hay
que huir de esto último, lo que me lleva a plantearme si los bancos
centrales también son demasiado confiados sobre sus posibilidades de
actuación en situaciones de pánico. Especialmente si aún mantienen
ataduras entre lo que les gustaría hacer y lo que les permiten sus
mandatos. Esperemos que esta cuestión no se plantee a corto plazo,
aunque me temo que en Europa será inevitable que en el futuro el BCE
tome un mayor protagonismo en la gestión de los riesgos..."
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