La producción de EEUU crecerá en 2,7 millones de barriles al día durante el próximo quinquenio,
más de la mitad del crecimiento total de la capacidad productora a
nivel mundial, que se prevé que sea de 6,4 millones de barriles diarios.
De esta forma, la IEA pronostica que el país suministre cerca de 12,1
millones de barriles diarios, convirtiéndose así en el principal
productor mundial y casi igualando el nivel de su demanda interna.
El país superará a Rusia como el mayor productor mundial de petróleo
en 2023 y cambiará su posición histórica de importador para situarse
cerca de la autosuficiencia. La agencia internacional cree que si los
precios continúan subiendo incluso por encima de las suposiciones del
documento, que se basan en la actual curva de precios, el nivel de
suministro de 'oro negro' por parte de EEUU será mucho mayor en los
próximo cinco años.
"EEUU está listo para poner su sello en los mercados petroleros mundiales durante los próximos cinco años",
subrayó el director de la IEA, Fatih Birol. Solamente el aumento de la
producción estadounidense cubrirá el 80% del crecimiento de la demanda
mundial, lo que unido a la oferta por parte de Brasil, Canadá y Noruega,
el mundo podrá estar "bien abastecido", pues cubrirán la totalidad de
la demanda.
De su lado, el suministro por parte de los Países Exportadores de
Petróleo (OPEP) aumentará en solo 750.000 barriles al día hasta 2023.
Prácticamente todo el crecimiento de la producción del cártel provendrá
de Medio Oriente. En Venezuela, sin embargo, el suministro se ha
reducido a más de la mitad en los últimos 20 años y se estima que esta
disminución se acelerará. La fuerte caída de Venezuela compensará las ganancias de Irak.
Respecto a la demanda de petróleo, la IEA calcula que aumentará en
6,9 millones de barriles diarios en 2023, hasta situarse en 104,7
millones de barriles. China continuará siendo el principal motor de
crecimiento, aunque las políticas más estrictas para frenar la
contaminación atmosférica podrían reducir su crecimiento.
MAYORES INVERSIONES
Según el estudio, a pesar de la caída de los costes, se necesitarán
inversiones adicionales para estimular el crecimiento de la oferta
después de 2020. La industria petrolera aún no se ha recuperado de la caída sin precedentes de la inversión entre 2015 y 2016.
"Como hemos destacado en repetidas ocasiones, la imagen de inversión
global es débil, lo que sigue siendo motivo de preocupación. Se
necesitarán mayores inversiones para compensar la disminución de los
campos petrolíferos", explicó Birol.
Por tanto, la IEA asevera que no hay que caer en la complacencia,
sino que se debe incidir en la necesidad de una mayor inversión para
poder garantizar un suministro seguro a la sólida demanda futura. "La inversión en el mantenimiento de la producción actual es un desafío, la inversión en el crecimiento de la demanda futura es otro", subraya la IEA.
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