lunes, 14 de diciembre de 2015

Ex altos funcionarios de Finanzas de EE.UU. se reciclan en el sector bancario

Es costumbre en EE.UU. y Europa que los grandes bancos contraten a quienes ocuparon cargos de relevancia en el sector público cuando dejan sus funciones, algo que en la Argentina parece brillar por su ausencia. Los últimos en pasar a formar parte de esta larga lista son Alistair Darling, ex ministro de Finanzas del Reino Unido, y Jean-Claude Trichet, ex presidente del Banco Central Europeo (BCE). Se trata de traspasos que nadie en Europa ve con malos ojos ni hacen que se ponga en duda la honestidad profesional de ambos, más allá de que seguramente estuvieron en contacto estrecho con el sector bancario privado durante sus gestiones. Pero si el caso ocurriera en nuestro país, ¿en qué medida la reacción del mercado y de los agentes económicos sería la misma? Lamentablemente, no existen ejemplos para comparar.
La semana pasada, el banco Morgan Stanley anunció la contratación de Darling para que formara parte de su consejo de administración a partir del 1 de enero próximo. Para la entidad privada, tener al ex funcionario que logró orquestar el rescate de los grandes bancos británicos cuando todo se hundía tras el estallido de la crisis subprime y la caída de Lehman Brothers en 2008, es como que el Chelsea se quede con Cristiano Ronaldo. Porque pocos deben poseer la agenda de contactos y el expertise que acumula Darling, quien se tuvo que hacer cargo de la nacionalización del Royal Bank of Scotland (RBS) y del Lloyds Banking Group (de manera parcial), en el país que es cuna del capitalismo. Por el salvataje del RBS, el gobierno desembolsó 68.000 millones de euros, el mayor rescate de la historia.
"Alistair Darling jugó un papel central en la respuesta a la crisis financiera. El consejo de administración, nuestra dirección y nuestros accionistas se beneficiarán enormemente con su experiencia", explicó James Gorman, CEO del banco estadounidense. Tal vez, a las presentaciones de los ex funcionarios les falte un poco de glamour, pero la expectativa en los mercados financieros no es muy distinta cuando uno de estos peces gordos "se deja capturar" por los grandes bancos internacionales.
La noticia de la contratación de Darling llegó justo después de que la compañía estadounidense PIMCO, el mayor fondo de bonos del mundo, anunciara su fichaje estrella de los últimos meses: se trata ni más ni menos que del francés Jean-Claude Trichet, al mando del BCE entre 2003 y 2011, período durante el cual dirigió exitosamente el posicionamiento paulatino del euro (su circulación comenzó en 2002) como moneda que desafiara el liderazgo mundial del dólar, y lidió con la crisis subprime en la peor etapa, cuando parecía que todo se derrumbaba. De hecho, su sucesor en el cargo como máximo responsable de la política monetaria europea fue el italiano Mario Draghi, antiguo vicepresidente del banco Goldman Sachs.
En EE.UU. en cambio, esta es una costumbre más arraigada que en Europa, por lo que existen vasos comunicantes muy aceitados entre el sector público y el privado en el área de Finanzas. Como prueba de ello está Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, quien luego de su retiro en 2006 pasó a formar parte de PIMCO, Deutsche Bank y del fondo de inversión Paulson & Co. O Ben Bernanke, sucesor de Greenspan en la Fed, quien trabaja actualmente para el hedge fund Citadel, pero ha tenido hasta ahora un perfil más académico que su antecesor.
Y ni hablar de los secretarios del Tesoro, porque en general van y vienen del sector privado al público. Tal el caso de Henry Paulson, CEO de Goldman Sachs entre 1999 y 2006 y secretario del Tesoro los tres años siguientes. O de Timothy Geithner, su reemplazante en el cargo, quien hoy trabaja para la administradora financiera Warburg Pincus.

Aquí es distinto

En este sentido, esto tal vez se pueda comparar tímidamente en la Argentina con el equipo que acaba de nombrar el flamante presidente Mauricio Macri. Aquí, varios ministerios están comandados por antiguos CEO y altos ejecutivos (en Finanzas se encuentra Alfonso Prat Gay, quien llegó a ser director de estrategia de tipos de cambio de J.P.Morgan en Londres) pero todavía no se da el camino inverso.
Si se mira el derrotero seguido por los principales ex ministros de Economía y ex presidentes del Banco Central, se puede comprobar que no existe tal acoplamiento con el sector privado como se da tan naturalmente en EE.UU. y Europa. Los dos ministros más influyentes de los últimos 20 años, Domingo Cavallo y Roberto Lavagna, no se ‘reciclaron’ en algún banco internacional y más bien intentaron una carrera política, aunque con suerte dispar (para Lavagna este camino parece todavía abierto).
Entre los ex presidentes del BCRA tampoco existe ninguno con el perfil de Alan Greenspan, si bien de todos ellos debe ser Mario Blejer el que más alto lo ha conservado, por su pasado en el FMI y el Banco Mundial, pero más orientado a los organismos internacionales. Aldo Pignanelli, por su parte, siguió una carrera política como asesor de Sergio Massa durante la reciente campaña electoral y Prat Gay, como se ha visto, continúa en la función pública. En cuanto a Axel Kicillof, debe ser quien más lejos está de reciclarse hoy en un banco internacional. Pero uno nunca sabe.

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