Así se lo conoce en Wall Street. Y lo conocen bien: en los
últimos 40 años previos a 2012, donde asumió como gobernador de la Reserva
Federal de los Estados Unidos (Fed), Jerome Powell formó parte de la cúpula
financiera neoyorquina tras encabezar diferentes firmas de private equity y
bancos de inversión. Este fue el motivo por el cual, cuando el presidente
Donald Trump confirmó su candidatura, en el interior del Senado se encendieron
varias luces de alerta: así como su antecesora, Janet Yellen, implementó una
serie de regulaciones sobre el sector bancario para blindar a los
estadounidenses y evitar que se construyan nuevas burbujas –como la
hipotecaria, que desató la crisis financiera del 2008–, muchos analistas creen
que el exbanquero está decidido a desmontarlas.
“Antes de la crisis de 2008, la Fed tenía mucha autoridad para regular y
supervisar a los bancos más grandes del país, pero fallaron en usar esa
autoridad”, le remarcaba a Powell la senadora demócrata Elizabeth Warren, en la
audiencia de confirmación que se llevó a cabo en el Congreso. El discurso
siguió. “Pero, después las cosas fueron mal –continuó Warren– por error de la
Fed al no instalar reglas fuertes. En su lugar, terminó causando que millones
de personas pierdan sus trabajos, sus hogares y sus ahorros”. Entonces,
la senadora culminó: “¿Es verdad que planea flexibilizar estas reglas, tal como
declaró en su testimonio escrito?”. Powell se ganó el apodo por evitar choques
y, en cambio, tener una personalidad pragmática y generar consensos. Y, ante
este ataque, la sacó a lucir. “Dije que se debían revisar alguna de estas
normas”, fue su respuesta.
La versión que dio en el Congreso es contradictoria. Por un lado, durante
los cuatros años de presidencia de Yellen, Powell mostró su apoyo en cuanto a
la visión de política monetaria y de estricta regulación financiera que la
economista llevó a cabo, apoyándose en la ley federal conocida como la
“Dodd-Frank”, que se creó en 2010 bajo la tutela de Ben Bernanke. Entre otras
exigencias, obliga a los entes financieros a superar pruebas de estrés, dar
información clara a los clientes acerca de las condiciones de los préstamos
hipotecarios y, a través de la ‘Regla Volcker’, se evita que los grandes bancos
puedan realizar actividades especulativas de riesgo con los fondos de sus
clientes en busca de su propio beneficio. Para Yellen, “las investigaciones
sugieren que las reformas centrales que se pusieron en juego aumentaron la
resiliencia sin limitar la expansión de crédito o el crecimiento económico”.
Los republicanos difieren de esta opinión. Para ellos, las regulaciones limitan
la competitividad del sector y le ponen techo al crecimiento del crédito, motor
de una economía con fuerte actividad industrial. “Estamos buscando alternativas
para aliviar las cargas regulatorias”, se contradijo Powell, minutos más tarde,
ante la senadora Warren.
En este sentido, los economistas de Bloomberg Economics, Carl Riccadonna y
Yelena Shulyatyeva, aclaran: “Es probable que tome la misma dirección que
hubiese tomado Yellen si renovaba el cargo, con una excepción: Powell parece
ser más dócil a recalibrar las regulaciones financieras impuestas luego de la
crisis”. Sin embargo, para los analistas, el funcionario buscaría solamente
eliminar algunas trabas que afectan a los bancos pequeños y medianos, en vez de
hacer cambios centrales. “Esta postura antirregulatoria, junto con que
pertenece al partido republicano, fueron factores que le dieron peso ante los
demás candidatos que se nominaban para el cargo”, aseguran.
Banquero sin créditos
Alan Greenspan obtuvo el doctorado honoris causa por la Universidad de
Nueva York. Bernanke se recibió de doctor en Economía por el Massachusetts
Institute of Technology (MIT). Yellen lo hizo en Yale. La tendencia de los
últimos tres mandatos de la Fed está marcada por un liderazgo con fuerte
presencia de conocimiento técnico. Con Powell, abogado por la Universidad de
Princeton, habría un cambio de management del banco central y esto genera
opiniones divididas.
No es economista, pero su experiencia pesa. En los ’80 y ’90 fue
vicepresidente del banco de inversiones Dillon, Read & Co y director de
Bankers Trust. Luego pasó al mundo del private equity donde, entre 1997 y 2010,
fue socio de firmas como Carlyle Group, socio de Severn Capital Partners y Global
Environment Fund. En 2012, fue electo para sentarse en el board de la Fed,
cargo que mantiene hasta el momento. Para Riccadonna y Shulyatyeva, “la
decisión de Trump refleja la priorización de la experiencia en el sector
privado y el negocio bancario sobre las credenciales académicas”.
Un economista entiende en profundidad las variables que entran en juego a
la hora de proyectar la repercusión de la política monetaria –las tasas de
interés– sobre la inflación o el empleo. En cambio, los economistas de
Bloomberg aseguran que, por más experiencia que tenga, “Powell dependerá del
análisis de su equipo económico”.
Federico Furiase, director de Eco Go y experto en finanzas, coincide:
“Powell tiene a favor que viene del mundo financiero y sabe cómo funcionan en
la práctica los mercados, pero le falta conocimiento académico. Sobre todo, en
análisis de proyecciones de tasas de interés”. Y concluye: “En este aspecto va
a tener que apoyarse irremediablemente en la opinión del resto de los
participantes del comité. A diferencia de los mandatos de Greenspan, Bernanke o
Yellen, vamos hacia una Fed con menos liderazgo personal de su presidente, pero
no lo veo necesariamente como una fragilidad en política monetaria”.
En cambio, para otros, el liderazgo importa y la personalidad también. En
esto, Mr. Ordinary es visto como un generador de consensos o, en palabras de
los economistas de Bloomberg, “un centrista”. Y, según un estudio de Laurence
Ball, investigador de la Universidad Johns Hopkins, la falta de agresividad en
la toma de decisiones en los policymakers puede tener serias consecuencias.
En su hipótesis, Ball pone en juego dos factores que podrían haber llevado
a la Fed dirigida por Bernanke a no prever la crisis financiera de 2008 y
actuar antes de tiempo. “La toma de decisiones sobre la base de lo que se
percibe que tendrá la aprobación de la mayoría. Esto implica que los individuos
se autocensuren para obtener la aprobación de los demás miembros, cuando existe
un ambiente de camaradería y de consenso”, sostiene Ball, como el primer
mecanismo que estuvo presente en el comité de miembros de la Fed en aquel
tiempo. Se encadena a esto un segundo factor: Bernanke era tímido, no solía ir
al choque con sus colegas ni tomar las riendas de las reuniones de comité. Esto
se desprende de las desgrabaciones de las juntas del board divulgadas tras la
crisis financiera.
Futuro emergente
Así como se espera que Powell vaya en contra de Yellen en la visión
regulatoria, el nuevo presidente de la Fed ya anticipó que mantendrá el statu
quo de su antecesora en lo que respecta a la política monetaria. “Estamos
incrementando las tasas en un camino gradual”, dijo ante el comité del banco.
“Y espero que esto siga siendo así”. Este sería, según Furiase, el costado
positivo de Powell: buscaría consensos en los mercados financieros mundiales a
partir de la claridad en la comunicación de la estrategia monetaria. La noticia
en los mercados emergentes fue bien recibida.
“Una suba de tasas de interés viene acompañada de un aumento de los
rendimientos del mercado, como por ejemplo, el bono a 10 años del Tesoro de los
Estados Unidos, que hace que se ajusten las condiciones financieras de los
emergentes”, explica James McCormack, Global Head Sovereign & Supranational
Group en Fitch Ratings. Esto implica que los inversores se desprenden de sus
títulos emergentes, lo cual repercute en un mayor costo financiero para
economías como la argentina.
McCormack tiene una visión más cautelosa acerca del impacto de las futuras
decisiones de Powell sobre las economías emergentes. Según el economista, la
repercusión de un aumento de tasas será mayor en el costo de financiamiento de
países que requerirán emitir deuda por más de US$ 60.000 millones en total en
2018, como es el caso de Polonia, Sudáfrica, Indonesia y la Argentina. “Además,
cuando la Fed sube la tasa, el dólar se fortalece y obliga a los emergentes a
devaluar su tipo de cambio, que hace que aumente el costo financiero
inmediatamente”, sostiene. Por esto, vaticina condiciones de acceso al
financiamiento desafiantes en 2018.
En cambio, para Furiase, “que la Fed continúe en la senda del gradualismo
es una gran noticia para los emergentes en general y sobre todo para la
Argentina, con un gobierno que tiene que financiar el gradualismo fiscal, la
brecha externa y los vencimientos de las Lebac del Banco Central para bajar la
inflación”, dice. “Para que se mantenga el gradualismo es importante que no se
acelere la inflación de la economía estadounidense, que hoy está anclada por
debajo de la meta”, afirma.
Al cierre de este número, los analistas esperaban que la Fed subiera la
tasa del 1,250 a
1,5 por ciento en la reunión de diciembre. La meta a largo plazo es alcanzar el
2,8 por ciento. La forma y la claridad en la cual el organismo se dirija hacia
esa cifra tendrá una u otra repercusión sobre la Argentina. Pero Powell no
estaría dispuesto a tomar decisiones abruptas y buscaría evitar los conflictos
en los mercados financieros.
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