La base monetaria creció
7% entre el promedio de noviembre de 2019 y el de enero último, a pesar de que
el presidente Alberto Fernández aclaró que su gobierno no emitirá moneda
"a lo loco". 
Según
un reporte de la consultora Ecolatina,
existe un "giro expansivo de la política del Banco Central"
que deberá ser seguido en detalle en medio de la renegociación de la deuda
externa.
"Nosotros tenemos disciplina fiscal. No vamos a
andar emitiendo moneda a lo loco", sostuvo el jefe de Estado.
Dijo que en materia de deuda están elaborando "una
propuesta, esperamos que la entiendan, pero no vamos a andar emitiendo moneda;
menos, para pagarles a los acreedores".
En el marco del objetivo de reactivar la economía en el
corto plazo, pero sin margen para aumentar el déficit fiscal, las nuevas
autoridades del Banco Central flexibilizaron la política monetaria y anclaron
al tipo de cambio oficial.
Consideran que una menor tasa de interés y un dólar más
calmo ayudarían a estabilizar la economía a la par que relajarían las tensas
condiciones financieras en moneda local.
La tasa de interés de referencia bajó de 63% anual en diciembre
de 2019 a
48% actualmente o, lo que es lo mismo, de 4,1% mensual a 3,3%, ubicándose
levemente por encima de la inflación esperada.
Por su parte, el tipo de cambio oficial avanzó solo 1,4% en
los últimos dos meses, muy por debajo de la suba de precios, que rozó 7%.
El dólar contado con liquidación trepó cerca de 15% en el
mismo plazo, rondando 85 pesos actualmente.
De esta forma, la brecha con el tipo de cambio oficial saltó
25 puntos en el período, acercándose al 40%.
De acuerdo con el informe de Ecolatina, el giro hacia
políticas más activas "no está exento de riegos".
"Si bien este cambio era previsible, ya que la política
monetaria venía siendo demasiado contractiva tras el segundo acuerdo con el
FMI, no queda claro todavía si la nueva estrategia será efectiva", indicó
la consultora.
Consideró que un tipo de cambio oficial estable es la
"precondición para comenzar a revertir la desconfianza y reducir la
volatilidad y la incertidumbre, justamente lo que traba cualquier posibilidad
de estabilización del nivel de actividad, especialmente en el corto
plazo".
Señaló que "en este escenario de control de cambios los
ahorros en pesos no se pueden dolarizar, su salida habitual, de modo que es
probable que una parte se oriente al consumo, principalmente de bienes
durables".
Alertó que "si el dólar oficial sigue sin moverse y la
inflación sin ceder significativamente, la competitividad continuará en franco
retroceso".
El tipo de cambio real multilateral cayó 4% desde que asumió
el nuevo gobierno y 8% desde que se impuso el cepo duro a fines de octubre
2019, y ya está en línea con su promedio histórico, "algo preocupante en
un contexto de mayor presión impositiva", señaló Ecolatina.
Advirtió que "en este escenario de grandes pagos de
deuda y nulo acceso al financiamiento, preservar la competitividad cambiaria es
fundamental: la cantidad de dólares genuinos que genere nuestra economía
-exportaciones netas de bienes y servicios- determinará nuestra capacidad de
hacer frente a los compromisos asumidos".
"Incluso una renegociación exitosa de la deuda podría
no alcanzar para sortear un default si la divisa se atrasa de forma tal que
golpea sensiblemente a las exportaciones", alertó.
La entidad indicó que la morosidad en el sistema financiero
ya alcanza al 5,7% del total de préstamos otorgados a las empresas privadas,
cuando en junio de 2018 no superaba el 1%.
"Reducir las posibilidades de una ruptura generalizada
de la cadena de pagos es fundamental para evitar que la crisis se
agudice", sostuvo Ecolatina.
 
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