Por Nery Persichini
Más allá de
la tregua observada en los últimos días, venimos de la semana financiera más
intensa de la gestión de Alberto Fernández, donde los dólares libres fueron
ingobernables. El “contado con liqui” (CCL) rompió la plusmarca del cepo
2011-2015. La cota histórica de 82% fue superada por un spread máximo de 86%
(cotización de $ 125,76).
Por su
parte, el dólar blue tomó mayor temperatura y le sacó varias cabezas de
distancia a los precios bursátiles. Durante el jueves y viernes pasados, el
blue llegó a negociarse en $ 138 o un 104% por encima del valor oficial ($
67,73).
Semejantes
niveles de brechas CCL e informal son comparables con los vigentes al final “década
perdida” de 1980, cuando la hiperinflación hacía estragos sobre nuestra
economía.
La dinámica
de los últimos días amplió aún más el recorrido de las cotizaciones libres
desde la imposición del nuevo control de cambios en agosto pasado. Desde
entonces, el blue escaló 97%, seguido por avances de 83% y 82% de los dólares
MEP y CCL, respectivamente. En tanto, el oficial se movió tan solo 14%.
Con una
mirada histórica basada en el Índice Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM),
el dólar financiero está en máximos de casi 20 años, pero esto no alcanza para
garantizar que no siga su escalada.
Identificamos
al menos 7 "drivers" de fondo que alimentan la inestabilidad y el
recorrido alcista del dólar:
1-
Monetización acelerada del déficit fiscal
La crisis
del Covid-19 llegó y deterioró aún más la delicada macro argentina. Las medidas
fiscales tendientes a paliar el shock ascenderían a 5,6% del PBI, pero sin
acceso a fuentes de financiamiento adicionales por la amenaza de default (nueva
deuda) y por la recesión (impuestos), el BCRA es el único prestamista. En lo
que va del año, envió $805.000 millones de pesos al Tesoro en concepto de
adelantos transitorios y transferencia de utilidades. Tomando en cuenta los
últimos 12 meses, el financiamiento monetario al fisco alcanza el 7% del PBI.
En
paralelo, los agregados monetarios “viajan” a velocidades no vistas en casi 30
años. El M2 privado (que incluye el circulante, cuentas corrientes y cajas de
ahorro del sector privado) trepa a un impresionante 90% interanual, el doble
del ritmo de la inflación. En términos reales, ese avance es de 31% año contra
año.
2 - Tasas
en pesos fuertemente negativas en términos reales
Antes de
las regulaciones que el BCRA estipuló para esta semana (piso de tasas pasivas
de 26,6% TNA), los plazos fijos rendían 13% por debajo de la inflación
esperada. Es decir, invertir en pesos involucraba una pérdida de dos dígitos en
términos reales o de poder adquisitivo.
Si bien la
tasa real por sí sola no tiene la potencia requerida para frenar la
dolarización, es una primera barrera de contención para defender la moneda y
evitar un aumento de la velocidad de circulación de los pesos.
3-
Incertidumbre en torno al noveno default de la historia argentina
El drama
del canje todavía no se cerró. El viernes pasado llegaron 3 contraofertas
elaboradas por los comités de acreedores. Los valores de recupero oscilan entre
u$s58 y u$s60 descontados al 10%, mientras que la primera oferta del Gobierno
implicaba un NPV de u$s40. Garantizar una ganancia extra de casi 50% no tendría
ningún rédito político. Pero en el medio existe un mar de grises. Un punto en
común es la apuesta del mercado, visible durante los últimos días en las
ganancias de hasta 30% en los bonos que están sobre la mesa de negociación.
De todas
formas, el deadline del 22 de mayo es inminente. Es complejo que un acuerdo se
logre en tan poco tiempo. Diversos medios periodísticos con llegada a
participantes de la negociación descartan la posibilidad de pagar los u$s503
millones, y dejan en claro que un default “light” durante algunas semanas es el
escenario más probable.
4- Menor efectividad
del cepo actual y la dinámica de las reservas
Desde que
asumió la gestión actual, el BCRA compró en términos netos u$s1.238 millones al
sector privado. Es decir, tan solo un 22% de la masa de dólares que había
acumulado en los primeros 100 días del cepo que Cristina Kirchner implementó en
octubre de 2011.
Al mismo
tiempo, el goteo de reservas es incesante Incluso sin pagos de deuda, el
Central no puede detener la sangría de dólares, en particular en los depósitos
en dólares de los privados. Estas colocaciones cayeron más de u$s1.000 millones
en 4 semanas, tras la habilitación de cajas en bancos para retiro de fondos.
Pero la dinámica del deterioro tiene larga data: desde las PASO los depósitos
en dólares se desplomaron u$s15.200 millones (47%), un monto que es el 22% de
lo que Argentina está buscando reestructurar.
Como
consecuencia de la salida de divisas durante el cepo, apareció una bandera roja
en las reservas netas: se ubican por debajo de los u$s10.000 millones, mientras
que hace nueve meses superaban los u$s20.000 millones.
5-Pérdida
de competitividad
De acuerdo
con el ITCRM, el dólar comercial de Argentina tiene el mismo nivel de
competitividad que antes de las PASO. Es decir, un dólar de $68 es similar a un
dólar de $45 de aquel entonces.
Pero las
devaluaciones de emergentes complicaron la dinámica particular con ciertos
países. En concreto, el tipo de cambio en Brasil escaló casi 50% en lo que va
del año, acelerando la pérdida de competitividad local. De hecho, el ITCR
bilateral con la principal economía sudamericana es el más bajo en 4 años y
medio, y complejiza engrosar el saldo comercial.
La menor
competitividad es un factor de presión sobre las expectativas de devaluación
del dólar oficial. Es una razón para que la brecha se reduzca “desde abajo”.
Por este motivo, las empresas alteran su comportamiento en función de que
esperan el dólar oficial unos escalones más arriba: las importadoras aceleran
compras, los productores y exportadoras retienen la cosecha y las compañías que
están endeudadas en moneda dura cancelan anticipadamente sus compromisos. Todas
estas conductas erosionan las reservas y aceleran una devaluación “correctiva”.
6-Pésima
posición técnica en bonos en pesos
Se trata de
una cuestión de mercado que no es trivial. Según estimaciones de la consultora
1816, de la tenencia privada total de bonos en pesos (u$S14.000 millones), la
mitad estaría explicada por inversores no residentes.
Estos
bonistas compraron deuda en moneda local para hacer carry trade, confiando en
la “historia argentina” de metas de inflación, inversión, crecimiento y tipo de
cambio unificado. En la actualidad, cada recuperación de la “curva pesos” y
cada retroceso del CCL es una oportunidad de salida de Argentina.
7-Falta de
brújula económica
Es
innegable que la ausencia de un plan macro contribuye a hacer el horizonte
financiero más nebuloso. La economía es un terreno sin cartografiar por el
Gobierno, pero los argentinos aprendieron rápidamente de la historia del cepo
2011-2015 y saben cómo moverse. Quizás por esto el deterioro financiero sea más
vertiginoso actualmente que en el pasado.
(*) Jefe de
Estrategia en GMA Capital.
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