El Banco
Central (BCRA) vendió USD 1.279 millones en agosto, su peor resultado
desde octubre del año pasado en el mercado cambiario. Detrás de las dificultades de la entidad conducida por Miguel Pesce
para frenar la sangría está la disparada en el uso del cupo mensual de
USD 200 para ahorro que a fines del año pasado era aprovechado por 2,6
millones de personas y en el último mes habrían usado cerca de 5
millones de clientes bancarios. El Gobierno
se debate entre endurecer el cepo o dar tiempo a que se complete el
canje de deuda para salir a intervenir en las cotizaciones paralelas del
dólar con la esperanza de disminuir la presión sobre las arcas de la autoridad monetaria.
La
autoridad monetaria conduce a diario un deslizamiento gradual del dólar
mayorista, la referencia para el resto del mercado. Con avances de 6
centavos diarios, que se transforman en 18 centavos cada lunes para
compensar por los días de fin de semana sin actividad cambiaria. Para
calibrar de una manera tan precisa la forma en que se mueve la
cotización que se usa para la importación y la exportación, Pesce confía
en una batería de controles de cambio que limita la demanda, las normas
que fuerzan a los exportadores a garantizar oferta y, como última
instancia, las reservas. Cuando la oferta supera a la demanda, vuelca
dólares de sus propias arcas para evitar una suba mayor. Si no lo
hiciera, la demanda tendría que encontrar oferta privada genuina y el
precio se operaría a un nivel mucho más alto.
El
recurso a la venta de reservas, sin embargo, pasó de ser la última
instancia a una necesidad cotidiana. En los 20 días hábiles que tuvo el
mes de agosto el Central tuvo que regular el precio con ventas de
divisas en 18 ocasiones. El salto de casi USD 1.300 millones de divisas
vendidas a lo largo del mes es el peor en lo que va del Gobierno de
Alberto Fernández. Prácticamente empata al resultado que
obtuvo en septiembre pasado, luego del cimbronazo financiero y cambiario
que sobrevino tras el resultado de las primarias abiertas, simultáneas y
obligatorias del mes previo. En esa ocasión, el Central comandado por
Guido Sandleris tuvo que resignar USD 1.322 millones.
Para
encontrar un peor resultado al de agosto, mientras tanto, hay que
remontarse a octubre del año pasado cuando las intervenciones del BCRA
sumaron ventas por USD 4.123 millones. En ese momento regía un cepo
suave, que permitía compras por hasta USD 10.000 y que duró
hasta las elecciones presidenciales de fines de octubre. La expectativa
de un endurecimiento de las trabas cambiarias inmediatamente después de
que los argentinos fueran a las urnas el 27 de octubre hizo que las
compras se aceleraran.
En consideración están alternativas un regreso de la necesidad de autorización previa de la AFIP para comprar divisas, una reducción del cupo mensual, la transformación del cupo mensual en un cupo anual bien por debajo de los USD 2.400 anuales
En
ese entonces, los minoristas compraron USD 4.288 millones en billetes a
lo largo del mes. Ahora, el Banco Central queda en jaque con compras
por apenas USD 787 millones a las que se suman consumos con tarjeta por
otros USD 130 millones.
Los malos resultados de agosto y las preocupantes primeras ruedas de septiembre vuelven más urgente al problema.
La
posibilidad de cortar con las compras de dólar para atesoramiento se
analizó seriamente a mediados de agosto. El propio Alberto Fernández lo admitió en una entrevista y, el mismo día, el Ministerio de Economía tuvo que salir a decir que la iniciativa quedaba descartada.
La
admisión pública echó nafta sobre el problema. Si la cantidad de
compradores que aprovechaban el cupo de USD 200 estaba en crecimiento,
en los primeros días de septiembre la salida a la luz de que las compras
de septiembre podrían ser las últimas hizo que el apetito por los
billetes verdes se disparara. En sólo tres días hábiles del mes el Banco
Central tuvo que volcar unos USD 270 millones, según cálculos de
operadores, para calmar al dólar oficial y saciar la sed de los
ahorristas.
Desde el BCRA
Pesce trata de conseguir consenso político dentro del Gobierno para que
se reconozca que hay que hacer algo. Y que hay que hacerlo ya. Las
alternativas en las que piensa tienen que ver con mayores controles y
rigideces. No importa tanto el método como lograr que el Presidente tome
la decisión de llevar adelante una medida que va a ser
impopular y que, sin solucionar el problema, con suerte va a comprar
tiempo antes de que se acaben las reservas líquidas.
Para Pesce no importa tanto la medida que se tome como conseguir consenso en el Gabinete para que Alberto Fernández tome una decisión. El desdoblamiento cambiario suena como alternativa, pero no en el Banco Central
En
consideración están alternativas un regreso de la necesidad de
autorización previa de la AFIP para comprar divisas, una reducción del
cupo mensual, la transformación del cupo mensual en un cupo anual bien
por debajo de los USD 2.400 anuales y, directamente, la eliminación del
“sólar solidario”. No así un desdoblamiento cambiario formal, una
sugerencia que llega a distintos ministerios desde el sector privado,
pero no a la autoridad monetaria.
Recomendaciones
del ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, del economista
Emmanuel Álvarez Agis -un ministeriable que no consiguió ministerio- y
de otros analistas resuenan en los oídos del ministro de Economía,
Martín Guzmán, aunque no tanto en los de Pesce.
Redrado dijo en una entrevista reciente de Infobae que cuatro
medidas de corto plazo pueden calmar la situación cambiaria: usar los
bonos que tiene el Banco Central en su cartera para intervenir en las
cotizaciones paralelas del dólar, acordar con las cerealeras
exportadoras el adelanto de dólares de exportación, convertir parte de
los yuanes chinos que están en las reservas a dólares y colocar desde el
Tesoro bonos en pesos atractivos para sacarle presión a la divisa.
Álvarez
Agis, desde su consultora PxQ, recomendó algo parecido con los títulos
de deuda en manos del BCRA. Al salir a hacer ventas puntuales puede
aspirar a bajar el dólar contado con liquidación y el dólar MEP, con la
esperanza de arrastrar a la baja también al dólar blue. Menos brecha
implica menos demanda por dólares, espera el economista.
Para
intervenir en los dólares paralelos, en todo caso, el BCRA deberá
esperar a que termine el canje y todos los títulos nuevos se operen en
el mercado en forma plena. La medida, en situaciones puntuales, puede
ayudar a descomprimir. Pero a un costo alto: cada bono que venda Pesce
implicará un crecimiento de la deuda del Tesoro con el sector privado.
La deuda que importa, la que se termina pagando. Y será como emitir
deuda a tasas del 11% o 12%, lejos del poco más del 3% que acordó Guzmán
en la reestructuración de deuda.
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