Japón advirtió que la medida tendría un “gran impacto” sobre
las relaciones bilaterales, mientras que China declaró que se “oponía
resueltamente” a la decisión y Corea del Sur afirmó que podría presentar
un reclamo ante la Organización Mundial de Comercio.
Trump
promulgó el jueves la imposición de aranceles de 25 por ciento a las
importaciones de acero y de 10 por ciento a las de aluminio. La medida
eximió a México y Canadá y el mandatario afirmó que podrían hacerse
excepciones también para otros aliados de Estados Unidos.
China,
que produce la mitad del acero mundial, estudiará cualquier daño que le
genere la decisión y “defenderá firmemente sus derechos e intereses
legítimos”, declaró el Ministerio de Comercio del país, agregando que
los aranceles impactarían “gravemente el orden normal del comercio
internacional”.
Brasil anunció que buscará una exención
pero advirtió que podría tomar medidas más enérgicas para proteger su
industria si fracasan las gestiones. Argentina y la Unión Europea
hicieron declaraciones en la misma línea, mientras que Corea del Sur y
Japón dijeron que buscarían ser eximidas.
Después de
Canadá y Brasil, Seúl, uno de los aliados claves de Washington en Asia,
es el tercer mayor exportador de acero a Estados Unidos. Éste último, a
su vez, es el mayor comprador de acero del mundo, y el año pasado
adquirió 35 millones de toneladas de la aleación.
La
tensión entre Pekín y Washington se agravó desde que Trump llegó a la
Casa Blanca. China representa una pequeña fracción de las importaciones
siderúrgicas estadounidenses pero su gran expansión industrial ha
acentuado un exceso global de oferta de acero que generó una baja en los
precios.
El anuncio sobre los aranceles de Estados
Unidos coincide con la firma de once países de un histórico tratado para
reducir sus barreras comerciales del que Trump hizo salir a Estados
Unidos.
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