TOKIO (Reuters) - La inflación de Japón continuó rezagada en
diciembre respecto al sólido repunte de la economía, lo que enfrenta al
banco central con el dilema de retirar las vastas medidas de estímulo
que dispuso en tiempos de crisis, ya que algunas autoridades temen que
el alivio monetario empiece a perjudicar la actividad.
Otro
factor que se suma a las complicaciones de la estrategia de salida del
Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) es la reciente
apreciación del yen, que hará mucho más difícil evitar la deflación que
ha asediado a la tercera mayor economía del mundo por décadas.
Datos
del Gobierno publicados el viernes dieron poca esperanza en el frente
inflacionario, ya que el índice subyacente de precios subió 0,9 por
ciento interanual, sin cambios respecto a noviembre.
La cifra
estuvo muy por debajo de la meta de 2 por ciento del BoJ y es un
argumento a favor para mantener la política monetaria ultra expansiva
que otros bancos centrales del mundo están empezando a reducir.
Además,
algunos miembros del BoJ ya están comenzando a ponerse nerviosos por la
prolongada posición ultra expansiva, y dijeron que veían espacio para
empezar a elevar las tasas de interés o desacelerar las compras de
activos de riesgo si la recuperación continúa, según las minutas de la
reunión del organismo en diciembre.
Hiroaki Mutou, economista
jefe del Instituto Tokai Tokyo, dijo que la inflación subyacente podría
alcanzar un 1 por ciento temporalmente pero que no permanecerá en ese
nivel por demasiado tiempo, ya que la presión generada por el aumento de
los precios del petróleo está empezando a disiparse.
El índice
subyacente de precios al consumidor incluye a los productos derivados
del petróleo y excluye elementos volátiles como los alimentos frescos.
“Por
un tiempo, será difícil para el Banco de Japón comenzar a retirar las
medidas de estímulo monetario. Los mercados han estado nerviosos sobre
la estrategia de salida del banco central y cualquier señal sutil podría
afectar fácilmente al tipo de cambio”, declaró Mutou.
Japón ha
estado en el radar de las principales economías del mundo por su enorme
programa de alivio cuantitativo que ha debilitado al yen y ayudado a sus
exportaciones. Sin embargo, Tokio ha dicho reiteradamente que estas
políticas no buscan influenciar al tipo de cambio.
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